domingo, 21 de julio de 2013

LA PURGA: LA NOCHE DE LAS BESTIAS


La Purga, dirigida por James de Monaco, comienza por un planteamiento inicial muy interesante: ¿Qué ocurriría si durante una noche al año, que puede ser la de Halloween, la de Nochebuena en España o la de cualquier fiesta patronal, todos nosotros estuviéramos libres de cometer cualquier tipo de atropello que cualquier otro día nos llevaría directos a la cárcel? ¿Qué ocurriría si pudiéramos asesinar durante una noche a ese vecino al que tanto odiamos, a esa primera novia que tuvimos y nos dejó por nuestro mejor amigo, a ese profesor que nos suspendía o a ese jefe que nos estuvo fastidiando?


Ese planteamiento tan atractivo está expuesto en esta película en la que el horizonte de Estados Unidos lo sitúa en 2022. Por lo pronto, de 2013 a 2022 irían ocho años lo que nos hace imaginarnos un mundo muy parecido al actual, sin grandes avances (no se ha descubierto ninguna vacuna contra enfermedades incurables, la gente viste la misma ropa que hoy en día, etc.) Pero hay un planteamiento que no existe en este momento. Estados Unidos, que no el mundo, ha rebajado el nivel de paro al 1% y no existe violencia, ni crímenes, ni robos, ni asaltos. Sólo durante un día, el llamado "Día de la Purga", desde las 7 de la tarde a las 7 de la mañana asistimos a una catarsis nacional, en la que todos los habitantes dan rienda suelta a su furia. Está permitido matar a tu vecino, a tu padre, a tu jefe, a tu profesor, a tu amigo de la infancia, etc...


La película comienza muy bien, pero se va deshinchando conforme pasan los minutos. Inevitablemente, se hace anodina, previsible e incongruente. No pienso que haya habido malas interpretaciones, es que el guión no da para más: notables minutos de metraje en silencio, parlamentos cortos, etc... Quizá estos señores querían darnos a entender todo con una mirada o con un gesto que no llega. Los personajes son planos, anodinos e incongruentes. Me ha decepcionado Lena Headey (a quien conocemos como la reina malvada Cersei Lannister en Juego de Tronos) y más aún Ethan Hawke, que desde Gattaca en 1997 y Training day, no ha hecho películas reseñables. Es una suerte de "Habitación del Pánico", de David Fincher, pero sin Jodie Foster y sin escenas de tensión; muy diluida, como el café, pero descafeinado.

Cuando hablo del principio de la película, me quedo en los títulos: escenas de violencia explícita se suceden en una orgía de sangre con una música clásica de lo más relajante. Te hace chirriar y adquirir conciencia de lo descarnado y difícil que es el mundo, de la supervivencia y de que Hobbes decía que "el hombre es un lobo para el hombre". En las primeras tomas, la escena del amor adolescente contrastada con el vecino que está afilando un machete es de lo mejor de la película en cuanto a los planos, pero ahí entra el guión a fastidiarlo (a veces me imagino la mayoría de las películas siendo mudas, y ganarían).


A partir del comienzo de esa fiesta, orgía, purga, liberación o como queramos llamarla, la película va bajando en intensidad hasta hacernos sufrir el más sonoro de los rechazos. Se trata de un espectáculo circense con tiros, sangre, hachas y máscaras. Lo que nos debería dar terror y pánico nos hace darnos cuenta que contrastada con una gran idea, hay malos guiones y actuaciones en algunos casos malas, y mira que más arriba decía que los actores se salvaban, pero no todos (sólo los secundarios y con las máscaras).
Esa incongruencia tiene su sentido en el momento en que una idea filosófica, la pureza de la clase social, choca con la sociedad. Y nos damos cuenta que en este momento Estados Unidos está sacudida de una ola de manifestaciones en contra de la segregación racial, con el caso de Trayvon Martin como enseña. Por tanto, no entiendo por qué recogen a un vagabundo (que resulta que no es un vagabundo porque no huele mal), lo sueltan por la calle y como si fuera una pieza de caza, van a asesinarlo en pos de esa limpieza social que hace a la economía crecer.

Claro, me pregunto: ¿por qué se alienta ese odio racial aún hoy en el siglo XXI? ¿Por qué debe ser un negro? ¿Por qué no un blanco? Éste es el desencadenante de la película: el que Ethan Hawke y Lena Headey lo acojan en su casa. Ahí se inicia un asalto a una casa blindada por parte de unos jóvenes norteamericanos sedientos de sangre, la muerte del protagonista, la llegada de los vecinos salvadores-verdugos y la final liberación del negro, que ni sabemos cómo se llama, ni de dónde viene, ni a dónde irá.


Conclusión: planos los diálogos, planos los actores, buenas intenciones pero mala praxis y poca profundidad. Muy triste que prácticamente el 90% se ruede en interiores. Lo más destacable de la película: las personas con máscara y varias escenas de acción interesantes de Ethan Hawke; lo demás, claramente olvidable, aunque la película se haga corta y no te duermas.

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