domingo, 4 de diciembre de 2011

AMANECER: PRIMERA PARTE.

Ser partícipe de un infanticidio no es mi intención. Pero si en algo destaca esta cuarta parte de la entrega de Crepúsculo es que no será la mejor de las cinco que llevan ideadas. Y digo de las cinco, porque con la lectura de los libros, encuentras que lo que han dejado para la quinta parte probablemente será un fin de fiesta aceptable con visita de Vulturis incluida.

Pero esta parte es floja, muy floja. Es esponjosa cual chuchería para crío. Contando a quién va dirigida es evidente que sea contagiosa y sospechosamente algodonosa. Para cuando comienza un leve conato de movimiento se acaba. Por tanto, cualquier teaser o trailer nos la puede explicar. Y eso en una película no ayuda.
Trailer oficial de la película en español



El tirón que tiene la Saga Crepúsculo ya comenzó con los libros. Pero en este mundo en que la publicidad imperante lleva a la moda, se extiende en ocasiones el binomio literatura-cine hasta límites insospechados. este binomio me resulta muy interesante en este caso. La película funciona por la moda del libro, la moda de los protagonistas, la moda de la historia... pero no por la película. Es extraño y relevante, y creo que he visto pocas adaptaciones de sagas en la que la película desmerezca lo que leeríamos. Inevitablemente, y fuera de las constantes muletillas de la autora, el libro da diez -por no decir veinte- patadas a la película.

Los actores en general y particular muy flojos. Fuera que el papel del vampiro -Edward Cullen- sea inexpresivo de por sí, y no digamos su familia, la familia lobo y hasta la protagonista me parecen insulsamente estúpidos. Te pasas la hora y media de la película sin sangre con la que alimentar tus vampíricos instintos. La historia está mal contada -que no tratada- y es quizá más predecible cuanto vas viendo la película.

Estéticamente, aceptable. Es indudable para quien va dirigida. La boda de Bella y Edward emotiva, los chistes fáciles de entender para adolescentes, la luna de miel en Brasil, el embarazo y posterior parto. Vamos, que cualquier chiquilla que haya leído el libro y se sienta vampirizada por sus protagonistas estará encantada. Y yo, quizá, lo estaba también como ellas, pero esta película me ha dado un pequeño arqueamiento, como el pollo de Bella con el embarazo. No me gusta que de tanta acción como pudimos observar en la tercera y la primera parte, las segunda y cuarta respectivamente hayan sido más flojas.
La mejor escena de la película es en la que los protagonistas hacen guiño a los libros, y en especial, a sus carátulas con esas originales piezas de ajedrez blancas y rojas.

Cuando alguien piensa en vampiros, no está pensando en retozar sobre prados con él. Se piensa en sangre verídica, y no el zumo de bayas del bosque que Bella tiene que tomar para mitigar los dolores del embarazo. Tampoco puedo entender los cambios de tono en la película: pasar del blanco nuclear más puro al negro más intenso en tres milisegundos. Tampoco puedo entender que en Washington haga un día tanto sol y otro día tanta lluvia, viento o niebla. Pero todo sea porque, estéticamente, quede bien en la cinta. Hasta ahora pensaba que la segunda parte era floja, pero esta cuarta deja en mantillas a la segunda. En la segunda, aún, salva la película la escena de la plaza y los Vulturis, pero en esta cuarta no se salva nada: ni el parto, ni el pacto de los lobos, ni la imprimación (y mira que medianamente la explican).

Esperemos que en la quinta nos hagan vibrar como en las impares de esta saga y volvamos a disfrutar de la acción que necesitamos los algo más entendidos de esto. Los clásicos para los mayores, y los cuentos de chiquillas jóvenes para después de comer en alguna telenovela o en alguna teleserie de después de cenar. Pero esta película pasa por secundaria comparada con el libro. Me interesaba la saga y especialmente sentía deseos de ver esta película para saber si Amanecer podía albergar las explicaciones que dejó colgadas en los libros anteriores, pero no sólo no las deja, sino que si las coge las explica rápida y fugazmente, dejando al espectador preguntándose muchos porqués.
La escena del poblado indio en la playa, así como la escena de la reunión de los lobos es para mí las peor narradas y explicadas de la película. No se entiende que dejen para el final el hecho de la imprimación cuando en el libro queda gloriosa y oportunamente explicado por Meyer. 

Quizá sea una estrategia para leerse el libro, pero si yo ya lo he leído y sé que pasa en él entonces tenemos un problema. Evidentemente como producto, muy bien vendido, no cabe duda. El lobo y el vampiro por todo el mundo han andado, pero no nos engañemos, si queremos una saga como debería ser hecha, nos tendríamos que ceñir algo más al libro y hacer un salto hacia delante. Creo que la quinta película me sorprenderá gratamente, porque quizá lo mejor se deja para el final y esta película ha sido prácticamente de compromiso.
Si algo ha quedado patente es los efectos de ordenador de la Saga. Y quizá lo único salvable y admirable es el tratamiento del movimiento de los lobos y vampiros y las escenas finales en que se ve a Bella completamente demacrada y prácticamente hecha un esqueleto. Bravo por esas animaciones que son salvables de la película.

Esperaré a comprobar sus resultados en 2012. Y también que la Saga acabe dignamente, como lo han hecho sus primeras tres películas.

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